El reloj

Tic, tac...
es la una
(tiesa como ninguna).

Tic, tac...
ahora son las dos
sonando sobre el aparador.

Tic, tac...
dan las tres,
pero llegan y no las ves.

Tic, tac...
vienen las cuatro
escondidas en un zapato.

Tic, tac...
¡las seis!, me he quedado dormido...,
¿y las cinco?
Pasaron, seguro, hace rato.

Juan José Cuenca

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